sábado, 12 de enero de 2013

Fecha de creación: 12/01/2013






Estabas desolada.
Aunque muerta, agonizabas,  
Ya muerta en tu última agonía;
Respirando, lo que sería,
Dentro de poco, tu exhalación final.

Tras la avalancha,  morías,
Como una mariposa incinerada,
Batías tus alas buscando aire mientras ardías.
Desnuda, sucia, asfixiada, dolida.

Tu sepultura, el lodo ardiente.
Tu pena eterna, tus ahogados hijos.
Tus dolientes, tu esposo y su amante.
Tu salvación,  Dios o el aire faltante.

El barro lascivo te consumía,
Mientras que tus inertes brazos ya eran tierra.
Agonizabas. Te perdías viva y sufrías.
¿Y tus hijos? ¿Y Jesucristo? ¿Y la vida?

Te despedías, muda, silenciosa.
El barro te terminó de llenar la boca. Adiós;
Adiós al aire, adiós a tu vida.
Te aplastó, el pecaminoso barro, al fin te mataba.

Querías que acabara. Lo implorabas.
De repente, sujetaron tu cabello. Te sentiste fuera del ardiente lodo.
Alcanzaste a ver al socorrista. Muerta pero lo hiciste.
Y, al fin, acabó. Hola a la muere. Adiós al cadáver tuyo.



Juan Pablo Guzmán, colombiano. 







0 comentarios:

Publicar un comentario

Me agradaría conocer tu opinión ¡Comenta! Por favor, se sincero y objetivo.